Tu nombre

Simplemente queda la tarde
sobre nuestros hombros y las sombras
dibujadas en la pared más cercana

Simplemente queda la silueta de
nosotros, de las noches y días,
de los minutos jugando a estar juntos

Simplemente queda el estruendo
del rayo al lado de nuestras ventanas,
recordando los momentos que no serán

Simplemente queda los platos sucios
en la alacena y la leña a medio quemar
en nuestra chimenea

Simplemente queda tus risas a través
de la ventada de mi mirada, tus
suspiros a través de las sabanas de la cama.

Simplemente quedas tú,
un café amargo por la noche
hablando de miedos y alegrías,
de odiseas y pantomimas.

Simplemente queda el momento,
que recuerda la mente de cómo
hicimos el amor con la mirada.

Simplemente queda,
recordar tu nombre por la mañana
y seguir escribiéndote entre versos.

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